Tragedia entre menores

Un nene de 12 años asesinó a un compañero de 13

Eran colegas de estudio en el primer año de EGB al este de la provincia de Corrientes, pero uno de los dos, cansado de las burlas del otro, lo invitó a su casa a estudiar un día que no se hallaba nadie en su hogar, y lo mató apuntalando un cuchillo en su cuello. En principio, iba a enterrarlo, pero luego decidió pedir ayuda.“Lo maté porque me tenía cansado, me molestaba todos los días en la escuela; lo tenía que matar”, sollozó el niño con lágrimas en los ojos ante la Policía, una asistente de menores y un familiar, luego de haber contado otra versión sobre el suceso, ocurrido el jueves pasado a las 18 horas en la ciudad de Ituzaingó sobre el Río Paraná, un lugar de alrededor de 18 mil habitantes.Consumado el hecho, el menor asesino, determinado ahora por una autopsia y sus propios testimonios, llamó por teléfono a su abuelo y le contó que un hombre encapuchado habría entrado a robar a la casa y “mató” a su compañero, Agustín. Pero al narrar nuevamente la historia de la tragedia, el niño estaba más nervioso que antes y la sucesión de los hechos había cambiado, además de no coincidir su relato con el lugar donde fue hallado el cuchillo utilizado para el crimen. La Policía de Ituzaingó ya había comenzado un operativo para encontrar al encapuchado cuando el niño se quebró y confesó que él era él culpable.El menor atacó a su compañero de espaldas. La autopsia realizada indica que le cortó el yugular con un cuchillo en el cuello y que éste intento escapar, pero se cayó cerca del portón de la casa derramando sangre. Al caer, el atacante lo apuñaló nuevamente, aún después de haberlo matado. Los efectivos policiales encontraron ropa con manchas de tierra y de sangre, rastros de que el niño habría intentado insertarlo bajo tierra.Ambos chicos, de clase media, no eran amigos, según los entredichos de la escuela, pero solían estudiar juntos. El agresor, de muy buen concepto y altas calificaciones en el colegio, es hijo de un marino que, según los vecinos, no lo ve durante largos períodos, y nieto de un integrante de la Prefectura y de un policía retirado. Señalado como “cara de ángel” por sus vecinos, solía pasar mucho tiempo en su casa y sus compañeros sabían que le estaba preparando un susto a Agustín, un susto que terminó en tragedia. Sin embargo, en su casa nadie pudo advertir el hecho de antemano, y menos evitarlo.La edición de hoy del diario Clarín cuenta sobre un artículo que se publicó en sus páginas en el 2000, en el que la psicoanalista Eva Gilberti explicaba el concepto bullying, “cuya traducción es intimidación o acoso”, que es una violencia interescolar, y sueficacia ” reside en el silencio del niño agredido ante padres o maestros: se siente descalificado y ridiculizado por quien lo intimida, lo cual bloquea su posibilidad de hablar”. Se pueden apreciar antecedentes similares a esta tragedia en la provincia de Chubut, cuando en el año 2004 un menor de 19 años, hijo de un integrante de las fuerzas de seguridad, mató a tres compañeros, y en Rafael Calzada, en el conurbano bonaerense, cuando en el 2000 un menor mató a un compañero de 16 años, que solía llamarlo “Pantriste”.En ambos casos, se encuentran similitudes con lo ocurrido en Corrientes: menores asesinos, burlas escolares, parentesco con personas de la fuerza de seguridad. ¿Habrá alguna relación entre todo esto? Posiblemente sí en este caso, pero la reunión de estás características no es, sin duda, condición para que ocurra una tragedia. Sin embargo, si debería ser una condición para que los padres o tutores del menor adviertan que algo le está sucediendo al niño/ joven/ adolescente y buscar un ámbito de contención para evitar, cuanto menos, que se sienta en soledad. En el sitio Web http://www.geocities.com/rauldelcueto/autoestima.htm, en un trabajo realizado sobre la autoestima del niño, están publicadas las siguientes frases: “Todo niño se valora a sí mismo tal como haya sido valorado”, ”Todo niño se esfuerza por tener aprobación” “Es la necesidad de recibir aprobación. De sentirse aceptado. De sentir el logro.” Si a la gran mayoría de la población adulta le afecta el ”que dirán”, al niño aún más, al cual, usualmente, la aprobación de los demás es esencial en su vida por estar su psiquis, además de su cuerpo, en etapa de formación. Se está desarrollando y se está descubriendo contantemente, y toda la contención que pueda brindársele es beneficiosa para él. Muchos piensan que sería adecuado bajar la imputabilidad de las personas, ¿pero cuán conscientes son en realidad estos menores sobre sus actos? ¿Cuán consciente puede ser un niño a la hora de intentar cavar un foso y enterrar a un compañero?. Es una pregunta que abre un gran debate, pero lo cierto es que en el caso de Rafael Calzada el menor fue declarado como inimputable y quedó, por orden de los jueces que intercedieron en la causa, internado en un establecimiento psiquiátrico por ser “peligroso para sí mismo y para terceros”. Lo cierto también es que éstos chicos asesinos no pueden andan sueltos en la calle y peligrando la vida de los otros, ni la de sí mismos. El atacante que mató a Agustín el jueves se encuentra ahora en dependencias policiales de su ciudad, a disposición del juez, quien, dicen, decidirá sobre su futuro esta misma semana.