Wednesday, December 31, 2008

El tiempo de vivir

Deseo transmitirles un mensaje para este año que comienza. Cada día que vivimos, cada minuto, puede transformarse en una fuente inagotable de riquezas del alma, en un manantial de primaveras eternas, en las que nuestro espejo puede convertirse en las pupilas que tanto buscamos. El crecimiento hacia la verdad, la esencia que nos guía a escondidas de la razón. Los impulsos del corazón no se equivocan, pero hay que aprender a oír al silencio para poderlos escuchar. Aprender a ejercer el libre albedrío según lo que dictan los huesos, la sangre. Voluntad, invirtamos toda la voluntad que nos invada. Si logramos acariciar nuestras arterias, habremos ganado hermanarnos... Sólo así el paso por este mundo nos habrá dejado satisfechos, y podremos entender que todos caminamos hacia el mismo destino.
Anhelo que este año todos podamos elegir los escalones de la esencia.
Les deseo un MUY FELIZ AÑO NUEVO, lleno de salud, amor y trabajo, con metas cumplidas y millones de sueños nuevos. ¡A brindar! Sin importar con qué, cómo, ni dónde, a celebrar la vida y darle la bienvenida con una sonrisa al 2009.

Les dejo un poema de mi escritor favorito. Jaime Sabines.

"Si sobrevives, si persistes, canta, sueña, emborráchate.
Es el tiempo del frío: ama, apresúrate.
El viento de las horas barre las calles, los caminos.
Los árboles esperan: tú, no esperes.
Este es el tiempo de vivir, el único".

Sunday, December 21, 2008

LIBRE ALBEDRÍO DE CRISTAL

Mis queridos lectores, hoy escribiré de una manera diferente. Porque un buen, o mal, día todo puede cambiar. ¿Qué sería de la vida sin el temor a la muerte? ¿O de un libro sin final?
Un día uno siente que llueven pétalos de jazmín, y de pronto las nubes se transforman en piedra y ya no tienen la misma suavidad. Saldré de la típica estructura, y me entregaré. Ya era hora.
¿Alguna vez han sentido amar a alguien, estar entre sus brazos, pero no poder expresarle su amor? A un sólo segundo de perder el sol.
Es una de las sensaciones más desafiantes y que acarrean mayor dolor. Como la de estar a un paso de salvar a un ser querido de caer en un precipicio pero no poder avanzar. O estar muerto de sed en medio de un desierto y tener el agua enfrente, pero no la fuerza de alcanzarla.
Si no la amarrás, alguien te la arrebatará. Uno se quedará mirando porque está atado con cuerdas de hierro. ¿Quién te ató y por qué? Ya no importa. El eje es desactivar la bomba que sigue con su tic tac.
Finalmente, explota. Y todo lo que luchaste por llegar al agua no habrá valido. Boom. Ahora no hay más nada. Sólo queda una intención frustrada. El fin, definitivamente, no justifica los medios. Pero aquí ni medios hay.
Como conocer un gran secreto cuya revelación podría ayudar a la humanidad pero el develarla coloca a los más queridos sobre lava ardiente. Esa verdad nunca saldrá a la luz. A un paso de la salvación, del amor eterno.
Pero se me escapa entre los huesos, hace bullicios por donde anhela, y corre cada vez más rápido. Ya ni la veo. Se trata de ese libre albedrío tan sanguíneo que nos rescata o nos condena. Nosotros mismos somos capaces de transformarlo en honor, felicidad plena o tragedia griega. La incambiable posibilidad de elegir qué hacer ante la sucia respuesta de que la propia carne nos traicione y erre de camino.
Voluntad señores. Oculta voluntad. Es cuestión de encontrarla. Puede llevarnos toda la vida, pero esa debería ser la luz de nuestra puerta de entrada. A este gran baile en que los grandes sueños son quienes nos guían, pero en medio de un cosmos que se refleja únicamente en el pudoroso libre albedrío de actuar.

Tuesday, December 02, 2008

El Torito Baldassarri: "La vida depende de la actitud con que uno se tome los golpes"

Sebastián Baldassarri es no vidente y obtuvo la medalla de plata en lanzamiento de disco en los últimos Juegos Paraolímpicos. Pero no sólo es triunfador en el deporte: día a día demuestra que la ceguera no es un obstáculo en su vida.

"Lo esencial es invisible a los ojos", revela el personaje de un zorro en el libro El Principito. El atleta no vidente Sebastián Baldassarri da vida a esa frase todos los días con la fuerza de un huracán.
Con 31 años y ceguera desde hace 19, se recibió de abogado a los 25 y ganó la medalla de plata de lanzamiento de disco en los Juegos Paraolímpicos del septiembre pasado. No es la primera vez que triunfa en el deporte: es campeón nacional de bala desde hace once años y de disco hace siete. Además, en 2007 obtuvo un premio de oro en los Parapanamericanos en Río de Janeiro.
“Entreno de lunes a sábado en el club CENARD, empecé en 1997 y no paré más”, expresa Baldassarri. Vive en Quilmes y toma todas las mañanas dos colectivos para practicar. Luego, viaja hasta el centro porteño, donde trabaja en la coordinación del Centro de Informes de la Comisión para la Plena Participación e Integración de las Personas con Necesidades Especiales (COPINE).
Castaño oscuro y prolijamente peinado, no fuma ni toma alcohol. Es atleta de Boca desde el 2003, tiene un perfecto manejo de la computadora, se acuerda del teclado de memoria y utiliza Internet con ayuda de un programa parlante.
Viste una camisa discreta, pero admite que en su tiempo libre prefiere utilizar ropa de múltiples colores, lo que refleja abiertamente con su personalidad y buen humor.
Conocido como el “Torito”, perdió la visión cuatro días antes de cumplir los trece años en un accidente de tránsito. Pero su discapacidad nunca le impidió ir para adelante. Tiene amigos incondicionales, una familia que siempre está a su lado, y se define como un luchador, un hombre tenaz, tolerante y paciente.
“Tuve que adaptar los deportes a mi persona. Por ejemplo, cuando salto vallas les pongo un elástico en medio. De lo contrario, si uno le erra se puede matar”, explica. Pero asegura que la mayoría de los ejercicios son similares a los del entrenamiento convencional.
Resalta que llegó a donde está hoy gracias a la contención y apoyo de su familia. Vive con sus padres, tiene dos hermanos y locura por sus cuatro pequeños sobrinos. Con la ayuda de una beca que recibe de la Secretaría de Deporte, pudo visitar múltiples países por diferentes torneos internacionales.
Sin embargo, no siempre viajó por deportes. En 1994 y 1995 fue a Rusia para someterse cirugías oculares. En la primera ocasión, le quitaron un lagrimal. En la segunda, le hicieron un transplante de cornea para ver si podía recuperar la vista.
-¿Qué cambios hubo desde entonces?
Recupere un poco de luz. Me alcanza para darme cuenta cuando algo es más claro o más oscuro. Voy caminando, y si hay un toldito me doy cuenta y me corro para no chocarme. Me ayudó un poco, pero nada más. Todo lo demás siguió igual.
-¿Cómo te afectó la pérdida de la visión?
Salí de hospital y al mes ya estaba en la escuela. Pero antes era un chico más sociable. En el ínterin del accidente, perdí amigos porque eran chicos y no sabían cómo tratarme. Mi humor cambió y me encerré un poco. Con el tiempo hice nuevos amigos, pero no es muy común tratar con personas con discapacidades. Hay muchos tabúes. Yo puntualmente, no veo pero nada más. Está mal dicho, pero en todo lo demás soy una persona absolutamente normal.
- ¿Sufriste la discriminación?
Si. Se piensan que la ceguera es contagiosa, o mala. No te dan bolilla. Te cortan el rostro. No llegás a salir con una chica, antes de eso te dice: no ves, perdoname. Uno no sabe cómo preguntarle qué tiene que ver eso, pero es así.
“A lo no conocido se le tiene miedo”, explica Baldassarri. “Pero, ¿quién no tiene problemas?- agrega- Hay quienes se cortan una uña y sienten que se mueren, y otros que les pasa un tren por arriba y al otro día siguen cantando”. Sugiere que el futuro de cada uno depende de la actitud con que enfrente los golpes.
Cuenta que hasta los 25 años la discriminación le dolía mucho, pero que paulatinamente se fue acostumbrando. El es de los que se caen en un pozo y continúan bailando. Completamente optimista, rescata siempre lo positivo de todo: “Voy caminando y me golpeo. Pero trato de que sea algo más, darle el valor real a las cosas y no irme detrás de lo ligero”.
Romántico y soñador, actualmente no se encuentra en pareja, pero su mayor anhelo es formar una familia. Su cantante favorito es Luís Miguel, y sufrió las tristezas que expresan muchas de sus canciones en diversas ocasiones. El noviazgo que más lo marcó fue uno que duró unos seis años, en el que padeció infidelidad y golpes.
El Torito critica el “gataflorismo” que existe hoy entre los jóvenes, y sigue día a día en busca de su gran amor. Confiesa que también es poeta: tiene más de 250 poesías escritas, inspiradas en su mayoría en vivencias personales. Proyecta publicarlas algún día. Entre risas, advierte que no revelará el nombre del libro antes de registrarlo.
Hoy sus días transcurren con alegría trabajando y esperando enero, mes en el que comenzará a entrenar para las olimpiadas que se llevarán a cabo dentro de cuatro años. Asegura que, si Dios quiere y clasifica, no parará hasta el 2012.